Primer capítulo: La Universidad Lirio de Sangre y el Reformatorio Redención
Capítulo anterior: Reformatorio Redención II
-¿Se quedará aquí hasta que despierte? –quiso saber la Directora.
-Me temo que no. Pese a la confortable hospitalidad que
pudiera ofrecerme su… fortaleza,
tengo asuntos importantes que atender –respondió Silversmith.
-Ya, claro –masculló escéptica.
La recién llegada le dirigió una mirada dura antes de volverse
hacia uno de los profesores guardianes que las seguían, el tal Hervé de la A.
-Joven, ¿podrías dejarme tu libreta?
El profesor esperó la confirmación de su jefa antes de
cedérsela. Silversith escribió una dirección con letra pulcra y anticuada,
mientras otros profesores de aquel piso se encargaban de abrir la celda.
-Si tienen algún problema, ya sea que consideren que es un
fallo mío el creer que merece un escarmiento o que sea excesivamente
incorregible para esta institución, acudan aquí –señaló la dirección con un
repiqueteo de dedos de manicura perfecta- y yo misma les atenderé.
-¿Piensa que…?
-Le doy mi palabra –cortó con sequedad y sus pupilas fueron
como dos alfileres clavando a la Directora como una mariposa- de que si acuden,
allí me encontrarán.
Tras un tenso duelo de miradas, la Directora cedió.
-De acuerdo. A dentro con ella.
Dos profesoras de la F obedecieron al instante. Desataron a
la chica de la camilla y la metieron en la celda para desnudarla y ponerle el
uniforme íntegramente negro del reformatorio. A un lado había un pijama,
igualmente negro, pero les gustaba la idea de que se familiarizaran cuanto
antes con el que sería su uniforme durante meses o quizás años.
-Venga conmigo a formalizar el ingreso, señora Silvermith
–dijo la Directora.
Y así fue como Redención tuvo una nueva presa, es decir, una
nueva adolescente a reformar, con una insólita llegada y una estancia que
dejaría huella.
Pero no vayamos tan rápido. Por lo pronto, hubo un par de
amaneceres sin que la joven despertara. Los compañeros de su piso se asomaron
por el recuadro acristalado que permitía observar el interior de la celda
cuando ellos tuvieron que ir al comedor a desayunar.
-Ya sé que todos empezamos aquí, pero esta tía parece que ya
tendría que estar en la A –consideró un chaval de piel azul verdosa y pelo
blanco.
-He oído que la que la trajo dijo que estaría dormida una
semana –intervino otro chaval de pelo negro, ojos verde grisáceos y piel
bastante pálida.
-¿Os imagináis que le hayan gastado una broma a la mala
perra? –exclamó sin tapujos un tercer chaval al que le faltaba un ojo por una
vieja pelea, ahora lo cubría con un parche negro a juego con el uniforme y de
él salían las tres cicatrices de un zarpazo.
-¿Qué tipo de broma puede ser encasquetarle una chica
catatónica? –preguntó una adolescente rubia y con uniforme masculino, había
tenido que pelear mucho para que no la obligaran a llevar falda.
-Quizás no sea una chica, quizás… sea otra cosa –propuso
otra joven de largo pelo negro y un uniforme femenino, con largos guantes y
largas medias.
-¿Otra cosa como una bomba? –planteó el tuerto pasándose una
mano por el pelo corto, que tenía calvas sobre la oreja por la triple cicatriz.
-Moveos –ordenaron un par de profesores guardianes
blandiendo porras. Ella tenía el pelo morado tapándole una porción de la cara y
se movía sobre tacones. Él tenía el pelo rubio peinado hacia atrás y todos
sabían que llevaba una navaja oculta para cuando se aburría.
Amaré a quien me dibuje a los presos, digo, internos en versión juvenil.
Capítulo siguiente: Reformatorio Redención IV
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ksjfllk Todos espiando a Klakla xDD
ResponderEliminarSentí una alegría extraña al leer a Bufo... No sé que pensar de ello. xDD
¡Es la nueva, es interesante! XD
EliminarQue se hace querer, tú piensa eso XD