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martes, 23 de noviembre de 2010

El búnker 1

Un helicoptero surcaba la noche, portaba a su piloto y a una viajera que se ajustaba las correas del paracaidas. Escuchó una explosión sorda, se asomó por la ventanilla y vio una luz abajo, en el bosque. En menos de un segundo había apartado al piloto de su asiento de un empujón y había ocupado su lugar pese a sus quejas.
-¡Coge las bengalas! -le gritó levantando el morro del aparato hacia el cielo.
-¡¿Cómo?!
-¡Coge las putas bengalas y dispara cuando yo te diga!
El helicóptero iba casi vertical, batiendo poderosamente sus hélices para desafiar la gravedad y alejarse del suelo. En una pantallita apareció el aviso de que un objeto peligroso se acercaba a gran velocidad a ellos.
-¡AHORA!
La joven apagó de golpe el motor, dejando que la gravedad les tragara. Al mismo tiempo, un aterrado piloto disparaba una bengala por la ventanilla. El misil que les habían dirigido se desvió en los últimos dos segundos, explotando lo suficientemente lejos de ellos.
-¡YUUUUUJUUUU! -gritó ella encendiendo el helicóptero, enderezándolo antes de que se estrellaran y riendo como una loca.
-¡¿Dónde has aprendido a hacer eso?!
-¡En el equipo A! ¡Bendito Murdock!
-¡¿Desde cuando estás cosas funcionan?!
-Desde que tengo lectores con armas de la Segunda Guerra Mundial -respondió dejandole los mandos de nuevo-. Gracias por traerme hasta aquí -dijo colocándose las gafas de aviador que llevaba sobre la cabeza y lanzándose del helicóptero.
La chica aterrizó en lo alto de un escarpado barranco, se deshizo del paracaidas con un solo movimiento y corrió a insertar la clave de la puerta. "Clave incorrecta".
-¡Puto trasto del demonio! -gruñó aporreando la piedra y volviendo a meter los números, esa vez con más calma a pesar que tras ella, a un par de kilometros, acababa de sonar otra explosión.
La puerta de acero titanizado se abrió al segundo intento, se coló en el interior y, viendo que la plancha de metal era horriblemte lenta a la hora de bajarse, se armó con un lanzamisiles y disparó al cielo estrellado. Los dos misiles chocaron iluminando la noche y ella pudo encerrarse a gusto en su búnker.

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